jueves, 20 de abril de 2017

SEMANA LARGA

Si, iba a contar como han sido estos quince días sin librar procurando no quejarme demasiado... solo lo justo, pero hoy, esta tarde, mientras pensaba en que por fin podría volver hacer bizcochos y magdalenas en el horno que me han regalado Juanki y mi Zorron, me he dado cuenta del poder de la voz.

Ya veis, eso me ha hecho pensar tambien en los pequeños detalles que hacen que te enfades o te sientas reconfortada, nerviosa, contenta. Me explico o mejor lo hago luego.

Empezare por otras cosas y dejare lo de la voz para el final. Como decía al principio, ha sido una Semana Santa dura, muy dura, una semana de quince días. Supongo que como debe ser un calvario.

El Domingo de Ramos, día en que Jesucristo entra triunfalmente en Jerusalen... A Cabo de Palos llegados de todas partes de España y el extranjero hacen su llegada triunfal los buzos. Los mismos que llevaban ya siete días sin dejar descansar el teléfono ni el mail y por consiguiente a mi, dándoles igual el día o la hora a la que querían reservar sus inmersiones. Empezaban para nosotros las añoradas y temidas procesiones de buceadores.

Lunes Santo, Jesús expulsa a los mercaderes del Templo de Jerusalen... que maravillosamente bien se tuvo que quedar. Yo en cambio aguanto como una campeona pensando en que lo peor estaba por llegar, que solo los privilegiados habían podido hacer de su lunes uno santo y vacacional. 

Martes Santo. Jesús avisa de la traición de Judas y las negaciones de Pedro. Yo aviso y advierto de que como los años anteriores, llegaran las anulaciones de ultima hora debido a las juergas nocturnas y confirmo que negaran dichas juergas y alegaran dolencias varias. Cosa que obviamente sabemos todos y se da el caso, aunque para perplejidad de todos son muy pocos los que caen en el milagro del vino y se centran en los peces.

Miércoles Santo. Judas conspira contra Jesús por 30 monedas. Yo procuro tranquilizarme  y rezo continuamente para que la caja cuadre y no falten ni 30 céntimos. Mientras. conspiro con el resto del Staff contra los que llegan tarde, los que piensan que tienen branquias y los que ya están de vacaciones... osea media España.

Jueves Santo. La ultima cena y arresto de Jesús. Después de terminar de trabajar, cansados y con ganas de una ducha y cama, nos dejan encerrados por la procesión de los pescadores, así que cenamos juntos... no es la ultima, pero estamos cansados y con la paciencia en las ultimas. Lo que en cualquier otro momento es un rato de juerga y brindis... se convierte en un arresto en toda regla.

Viernes Santo.  Jesús en prisión, interrogatorios varios, flagelacion, crucifixión y sepultura, parece que todo llega a su fin. Igual que en el centro, sin fuerzas todos a unos les da por preguntar como si fuesen polis, otros se castigan y flagelan y algunos desean morir... otros casi llegamos a casa creyendo en los milagros, pero después de la ducha lo único que podemos hacer es caer en la cama pensando que de esta no salimos.

Sábado Santo. Vigilia Pascual. Y después de enterarme bien de que es. Reconozco que el sábado por la noche no me entere de la resurrección de nadie, mi cuerpo quería cama y cuando digo eso me refiero a dormir, sin contemplaciones, ni celebraciones de ningún tipo, solo y exclusivamente dormir dándome igual si era a pierna suelta o atada, nada ni nadie hubiese conseguido sacarme de mi sueño reparador y estrictamente necesario.

Domingo de Resurrección. Me levante sabiendo que esa tarde libraba y aunque mi cuerpo se movía creo que por impulsos milagrosos, yo seguía pensando en que quedaban todavía dos días mas. Reconozco que la mañana del domingo tuve mi tiempo de Pascua (del latín Pascae, que a su vez proviene del hebreo pésa, que significa pasar) y me tome un ratito de pasar tomando dos cervezas con un amigo... y de ahí podíamos pasar directamente a lo de la voz o todavía no.

Como Santa y milagrosa que es esta semanita de quince días ha pasado de todo. desde pensar en que no íbamos a conseguir que aproximadamente cuarenta y cinco buzos por salida (y no me refiero a ningún tipo concreto de mujer) lograran salir con vida del agua, hasta a reír a carcajadas al ver determinadas cosas y casos. 

Yo personalmente, he pasado del reír hasta las lagrimas al querer esconderme y llorar. Es entonces, en esos momentos cuando te das cuenta de lo que vale un abrazo, el poder que tiene un guiño desde el otro lado de la mesa, lo valioso de un café con hielo cuando te lo traen con una sonrisa. No se que decir para que podáis entender la macedonia de sentimientos cuando todo tiene que ir tan milimetrado, cuando absolutamente todo tiene que salir bien, porque si sale mal no te la juegas tu, se la juegan todos y al segundo siguiente... no importa nada, si están bien solo puedes sonreír y esperar que la siguiente inmersión acabe igual.

Entre una y otra, mientras los clientes hablan, ríen, se duchan y hacen fotos, nosotros nos tomamos un minuto de descanso y tan solo con mirarnos sabemos si el otro esta bien o preocupado. Y nos animamos o felicitamos dependiendo de la situación. Y ahí es cuando empiezas a observar y saber.

Que viene un chico creyéndose Jack Cousteau y el instructor tiene que agarrarle de la aleta para que no se salte la parada o llamarle al orden porque toca a una morena insistentemente (pez, hablo del pez) pues en el kitkat los demás le escuchamos sin parpadear y le decimos que son pocos los locos, que la siguiente sera genial y no falta un golpecito de animo en la espalda, un guiño y unas risas para calmarle. Cuando el patrón desespera porque los buzos no suben o porque la del otro lado de la radio se toma a broma sus mensajes, cuando llega protesta y recalca la importancia de las planificaciones y del protocolo, los demás asentimos con seriedad, le damos la razón, prometemos tomarle en serio y vuelve el consabido golpecito y el reparador abrazo. En ocasiones el Jefe, tranquilo, callado, amable y comprensivo desaparece como por arte de magia y vuelve enfadado, nervioso y con ganas de bronca. Entonces si alguien se estraña, siempre hay otro que le recuerda que no puede bucear, que es su pasión y no debe ser fácil ver tanto buceo junto y zlaaasss... golpecito y abrazo. Que de la inmersión llega alguien, no digo si staff o cliente con el cuello rígido y mareo de los vaivenes del barco... y me piden que le de un masaje, se lo doy. Y  allí en una mesa de madera, delante de una treintena de seres de negro, con aceite bronceador y en escasos cinco minutos le doy  el masaje. Si ese ser se levanta con la tienda de campaña puesta y a mi se me queda cara de circunstancias y no se si irme dentro o irme a secas, entonces un abrazo, un guiño y una palmadita reconfortan y mucho, aunque luego tengas que oír la historia repetida y aumentada.

Y eso me ha hecho pensar junto con la voz, que pequeños detalles hacen que la Semana Santa tenga sentido... bueno la vida en general y que hay pequeñas cosas de las que no nos damos cuenta y en un momento determinado sea por la causa que sea te hacen sentir.

Los abrazos de mi Juanki... es algo que siempre me hace sentir segura. La frase del Zorron... me tranquiliza. La risa de Alba es una píldora contra la tristeza. La indiferencia fingida de mi Cuki me saca una sonrisa por mal que este. Los piques con Pedro me hacen sentir viva. Una llamada de Fina hace que crea en los milagros. La paz de Loli... El roce sutil de la mano de Sergio me ilumina. Un mensaje del Chispin me levanta el animo. La risa contagiosa de Santi. 

Se acabo la Semana Santa y yo descubro que oír su voz me pone. Ea, se acabo.

VA POR TI AMIGO

 Hola corazón, si estas leyendo esto es porque te lo mereces, bueno, porque yo creo que te lo mereces que no siempre es lo mismo. Sinceramen...