Hoy he terminado un libro de esos que suelen llamar lectura de verano. Esta bien, es fácil de leer, te mantiene en vilo, es divertido, sensible. Me decidí a leerlo por una frase que leí en la pizarra de un bar, lo gracioso es que al acabar de leerlo me quedé con otra totalmente distinta para mi cuaderno.
La frase con la que me quedé es esta " Nunca dejes que la realidad estropee una buena historia ".
Y tengo que reconocer que yo estos últimos días tengo una historia digna de un guión de Almodovar.
Mi tío. No un tío cualquiera, mi tío, ese que es capaz de irse con las herramientas al hombro en coche de linea desde Avila a Madrid para hacerte un doble tabique en tu habitación, para evitar el frío que te provoca anginas y esas anginas te hacen subir la fiebre que hacen que aparezcan los temidos ataques epilépticos, pero también es capaz de encerrarte en el desván durante horas para enseñarte de forma práctica que allí no hay espíritu alguno, pero que no se debe jugar con la Ouija si luego no vas a querer dormir sola, ese que te mira con dulzura cuando le cuentas que tu marido te ha estado engañando y se queda a tu lado toda la noche contandote aventuras y desventuras al lado del abuelo para hacerte reír...
Ese tío único, tan cariñoso como bruto. Se muere.
Si no le operan se muere y si le operan probablemente se muera.
Yo no se como decírselo a mi madre, su hermana, igual de sensible y bruta que el, que yo.
Me siento para tratar de asimilar lo que me acaba de contar mi primo , enciendo un cigarro, resoplo, suspiro y mientras una lágrima resbala por mi mejilla pienso en la abuela... en enero su hermana, ahora esto. Juro que tuve que hacer un esfuerzo para no salir corriendo hacia cualquier destino, por frío que fuera, pero lejos.
Pero no, hay que dar la cara y lo hice.
Desde ese mismo momento no han hecho mas que partirmela. Da igual lo que diga o lo que haga, incluso cuando no soy yo la que dice o hace, recibo yo el bofetón. Obviamente no un bofetón real, de esos que te dejan la cara roja y caliente, no, un bofetón de los que te dejan el alma ardiendo, el corazón desbocado y el nudo en la garganta. Por supuesto preferiría el de la cara, el dolor dura menos y siempre he hecho alarde de tener el umbral del dolor muy alto. El físico, no el otro.
He aguantado desvaríos, malos modos, comparaciones y pucheros, chantajes psicológicos y rabietas varias. He lidiado con toros y toreado los miuras que no eran mios. Unas veces con paciencia, otras con acidez, con cariño y alguna que otra regañina.
Pero hoy ha sido demasiado. La abuela tiene miedos, no uno, muchos. Tiene pavor a la soledad, pero todavía teme mas a la muerte, a la suya y a la de los suyos. Le aterroriza no estar cuando suceda, pero casi teme mas estar allí.
Lo se, es difícil de entender, pero es todavía mas difícil verla dudar, sentirse culpable por no saber que hacer, buscar excusas para no ir y motivos para salir corriendo. Todo esto sumida en un torbellino de emociones, miedo, pena, dolor, orgullo, mas miedo, nervios, tristeza, dudas...
Y como no hay mejor defensa que el ataque, ataca y carga todas sus armas contra mi. Se que he hecho guardia en peores garitas y no me importa convertirme en blanco fácil, pero hay que tomar una decisión, el tiempo pasa y ese precisamente no nos sobra, por otro lado mi corazoncito, que también tengo, esta hecho trizas solo de pensar que mi tío, ese que sigue mordiéndome la nariz cuando me ve, se me va y mi madre esta paralizada por el miedo y el dolor. Y yo, otra vez tengo que apechugar y verla sufrir y fingir que estoy bien, que soy fuerte... y no, no lo soy, aunque haga como si lo fuera.
Y me doy cuenta de que tengo que serlo, por ella, por los nanos y entonces me río, resoplo y esperó a que se duerma para ir a donde encuentro paz, el mar.
Puede que la pareja que se hacia carantoñas a nuestro lado se preguntaran que coño hacían dos locas a esas horas en la playa.
Pues recuperar fuerzas, inspirar valor, soltar nervios,derramar lágrimas y mirad al cielo. Seguro que mi Viejo me manda la paciencia y las fuerzas necesarias para salir de esta lo mejor posible.
No se si reír o llorar, si se que necesito un abrazo.
Esto va a doler mucho.
1 comentario:
Ante la duda ríe, siempre ríe. Para llorar sobran las ocasiones.
Y en cuanto al abrazo, cuando vuelvas tienes cola para dartelos
Animo y besos
Loli
Publicar un comentario