
Hoy no cantamos
¡sardinas frescas!
Hoy pregonamos
¡viva la fiesta!
Echa ron ventorrillero
turronera pon turrón...
Jugar a la pua o tirar hasta la Barra en busca de "vacas" o "pingaburros", preparar un asadero y tener que llevarte un "pulover" por si ataca el jilorio. Sentarte en La Plaza Santa Ana o Santa Catalina y no dejar de alegar hasta las mil en el primer bochinche que pilles abierto.
Alongarte hasta Teror y disfrutar de su turrón en Cá'Pinito, pillar pan de millo y hacer la pringaera con el chorizo (que no sobrasada... no tiene na que ver) o algún suspiro en Guia, todo eso en cholas, porque aunque haga algo de pelete, de seguro no es pa trabarse, que el biruje se agradece.
He aprendido tanto allí, pienso y me queda claro que soy tal cual soy, gracias o debido todo al haberme criado en esa maravillosa isla. Allí donde los vecinos golisnean viviendo de continuo con las puertas y ventanas casi inexistentes (mis viejillos no se acostumbraron jamas a semejante forma de exponerse). Aprendí a comer gofio en el comedor del cole y logramos que se añadiese a la compra semanal, llenando vasos de cola cao primero y acompañando al café, al queso, al sancocho y la ropavieja después.
Fuertes carajeras montábamos con tan solo quince años, parece ser que el mar, la salsa, el clima hace que las niñas crezcan mas rápido, mas libres, mas salvajes. O por lo menos eso oíamos decir a los Godos (entre ellos mis padres) que intentaban unos aprovecharse y otros ponerte freno, no entendíamos a ninguno. Los primeros porque si eran de la misma edad, dejaban mucho que desear, solían ser menos experimentados y mucho mas fríos y los segundos... simplemente no merecían mucha atención (chiquitas broncas mantuvimos mis padres, muy "españoles" ellos y yo, me pase años entre arrestos y penas, que no castigos).
Mi primer beso, mi primer amor, desengaño, el primer carnaval y su consiguiente borrachera, los amigos... y me enamore del mar, de esos riscos y ese olor, del sabor a sal. El ritmo es lento, pero seguro, cabezones como los Guanches. Confiados y sabrosones, guasones y peleones, no se dan por vencidos. Leales y sin prejuicios. El acento suavito... mezcla de cubanos, venezolanos, ingleses y alemanes, hacen que se digan cosas que nadie mas que los Canarios pueden entender.
El sol, la brisa y el tempo... también el tiempo, hacen que la vida tenga otro ritmo, que las cosas se disfruten mas y sean mas variadas. Quizás y solo digo quizás, todo eso haga que allí uno se olvide de que somos España, que no pagamos iva, que vamos una hora por detrás... y las diferencias son muchas. No solo esas...
Pero como las niñas tontas, las cabralocas que no consiguen echarle el fechillo a un corazón salvaje, libre de trabas y prejuicios una noche de verano lejos de su trozo de paraíso engatusó a un peninsular de ojos verdes y empezó a sentir que vivía en una jaula, con su pequeño coche rojo lo único que podía era rodear una y otra vez ese trozo de tierra con barrotes de mar. Y quiso cambiar las guaguas por autobuses y las roscas por palomitas de maíz y decidió olvidarse del mi niño y el mi amor..
Como única condición para salir pidió mar. No podía prescindir de el. Y se fue, dejo atrás su trocito de cielo. Hoy cerca del mar también, os desea Feliz Día Mis Niños.
Besos de mujer canaria
queso tierno y recental,
vino caliente de abajo
el gofio moreno oliendo.
¡Qué más puedo desear!